No obstante, parece que las gemas brillantes de las joyerías monegascas sí hicieron estragos en la mente de los pilotos de Mercedes. <<Demasiada agua del mediterráneo ha bebido éste...>> debió pensar Nico Rosberg cuando leyó las declaraciones de su compañero de equipo, quién apuntó que por el hecho de haber nacido en una familia más humilde que la del alemán, sus ansias de título eran mayores. Hamilton puso dinamita en los cimientos del equipo con unas declaraciones, cuanto menos, desafortunadas; y el sábado en calificación Rosberg se encargó de hacer detonar los cartuchos. En el último minuto de Q3 se salió recto en Mirabeau causando una bandera amarilla que impidió a Hamilton mejorar su tiempo. <<Es un error del que ha salido favorecido... resulta curioso>> se quejaba amargamente el británico en el corralito tras la sesión. Y razón no le falta, pero a mi entender, extensible al de la mayoría del paddock, Rosberg realmente cometió un error. Sea como fuere, la pole fue a parar a manos del alemán, precedido por Hamilton y los dos RedBull. Alonso, se jugó la suerte en la ruleta del casino y una vez más, la bolita cayó en la casilla número cinco.
El domingo amaneció nublado pero sin riesgo de lluvia, la parrilla se llenó de estrellas, mecánicos, periodistas y pilotos. Luego quedó sólo ocupada por los 22 mejores conductores del mundo, o eso dicen, y una vez más, y ya van 81 desde 1929, los coches se colocaron en la <<curva de meta>> y se inció el procedimiento de salida.
Kimi Räikkönen fue el más rápido en reaccionar al semáforo, y adelantó varias posiciones hasta colocarse tercero, sólo por detrás de los dos Mercedes y de Vettel. Las balas de plata se respetaron en Sta. Devota, no así el resto del pelotón. Sergio Pérez hizo contacto en Mirabeau con Jenson Button, lo que causó la salida del coche de seguridad y el abandono del mexicano.
Tras este período de relativa calma la carrera volvió a relanzarse con todos cerca de todos. Vettel, comenzó a perder ritmo lo que obligó al alemán a pasar sin éxito por los pits, pues tan sólo dos vueltas después, recibió por radio el mensaje de parar el coche. Por delante, los Mercedes mantenían las posiciones pero no así las distancias, cada vez mayores con el resto de perseguidores. En la vuelta 13, debido a un problema en el escape, Daniil Kvyat tuvo que retirarse, hecho que significó el tercer abandono en 13 vueltas.
A medida que se consumían las vueltas, la relativa calma que reinaba en pista fue desapareciendo y poco a poco, Hamilton comenzó a recortar distancias con Rosberg, hasta situarse a 1.2 segundos del alemán en la vuelta 24. Justo por detrás, Ricciardo hacía lo propio con Räikkönen, y ponía en peligro su tercera posición. En la vuelta 25, Sutil perdía el control de su monoplaza en la bajada hacia la chicane y provocaba un nuevo Safety Car, hecho que aprovecharon todos los pilotos para realizar su primera parada. La estrategia de Mercedes salió perfecta, con un doble pit- stop que mantuvo las posiciones tal y como estaban y que causó una fuerte enfado en Hamilton. El resto de coches también se dirigió hacia los garajes, lo que dio lugar a un soberbio atasco en la calle de boxes. Tanto tráfico confundió a los mecánicos de Toro Rosso, quienes dieron luz verde a Vergne demasiado pronto, haciendo que el francés casi colisionara con Kevin Magnussen. Este hecho le costó una penalización al piloto de la escudería italiana, por lo que quedó relegado a las últimas posiciones del pelotón.
Sin embargo, Vergne no fue el más perjudicado por el caos que originó la salida del coche de seguridad. Kimi Räikkönen vio cómo su mejor carrera del año se iba al traste por un pinchazo a causa de un toque con un Marussia doblado. El paso por boxes le costó diez posiciones al finlandés. La carrera se relazó en la vuelta 30 con un trenecito formado por Rosberg, Hamilton, Ricciardo, Alonso, Massa y Magnussen, que vio cómo le rebasaba Hulkenberg en la curva de Portier. En cabeza de carrera, Hamilton volvió por sus fueros y de nuevo recortó las distancias hasta colocarse a tiro de DRS de Rosberg (quién se encontraba controlando el consumo de combustible). Pero tal y como se dice en este mundo, una cosa es llegar y otra cosa es adelantar, hecho que se multiplica por 1000 en Mónaco. Ambos compañeros se respetaron y no hubo ningún ataque innecesario.
Dos posiciones más atrás, Alonso bajó el ritmo que le acercó a Ricciardo y se mantuvo a 2.5 segundos del piloto de RedBull. En mitad del pelotón, Kimi, enrabietado, se deshacía de coches y llegaba hasta la novena posición de Esteban Gutiérrez.
La fiabilidad no dio ningún respiro antes y durante la carrera. Maldonado, por culpa de un problema con la bomba de combustible, tuvo que ver los toros de la barrera; y tras el abandono de Kvyat eran ahora los coches de Vergne y de Bottas los que echaban humo. Gutiérrez, por su parte, tocaba la barrera interior de La Rascasse y trompeaba, lo que suponía el octavo abandono del Gran Premio. Esta serie de catastróficas desdichas favorecieron a los equipos más humildes, especialmente a Marussia, que vio cómo Jules Bianchi (penalización incluida) cabalgaba en novena posición.
En la vuelta 66 comenzó a bajar el ritmo de Hamilton a causa de molestias en su ojo. Ricciardo aprovechó la coyuntura para abrir hueco con Alonso (16 segundos) y para acercarse a Hamilton, perjudicado por los doblados. Dentro de este grupo de doblados se encontraban Magnussen y Räikkönen. El finlandés remató su carrera encayando el coche en las protecciones de Loews tras intentar adelantar sin éxito al piloto de McLaren.
A cuatro vueltas del final, Ricciardo se encontraba pegado al alerón trasero de Hamilton pero, una vez más, la anchura de la pista monegasca no dio opción alguna a intentar adelantamientos. Lewis aguantó la segunda plaza por detrás de un soberbio Nico Rosberg, que ganó liderando todas y cada una de las vueltas. Alonso terminó cuarto por delante de de Hülkenberg, Button, Massa, Grosjean y un increíble Bianchi que dio a Marussia los primeros puntos de su vida.
La otra cara de la moneda fue para Räikkönen, quien tras haber rodado tercero acabó 12º, Bottas, que no terminó y Vettel, quién tampoco cruzó la línea de meta. El alemán está teniendo una temporada para olvidar y, de momento, la única luz al final de túnel que ha visto, ha sido la del trazado monegasco.
La gira europea hará un parón la primera semana de junio para dirigirse a Canadá. Después volverá al viejo continente y a Austria, un país que no pisa desde el año 2013.
RESULTADOS FINALES:
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