En la vida, parece que hay caminos destinados a cruzarse, incluso aunque no lo parezca, o aunque no se haya aprovechado la oportunidad. En mayo del pasado año, Honda anunció que volvería en 2015 a la Fórmula 1 de manos de McLaren y aprovechando la puesta de largo de los nuevos propulsores V6 turbo.
Por aquel entonces, Ferrari era una familia feliz. Fernando Alonso acababa de ganar el Gran Premio de España y, anteriormente el de China. La sequía de títulos de la Scuderia parecía acabada y todo el mundo veía al bicampeón español coronándose como tres veces campeón del mundo en Brasil. Sin embargo, los fantasmas volvieron a aparecer, el F138 mostró su verdadera cara, no era el coche más rápido de la parrilla; y el indestructible matrimonio Alonso- Ferrari empezaba a agrietarse, pese a las repetidas "muestras de amor" del asturiano.
Fernando Alonso hacía en Hungaroring unas declaraciones que no sentaron bien en el seno del equipo italiano, y Montezemolo y el español cruzaron más de una palabra delante de los medios. El temporal pareció apaciguar, y aunque el mundial no acabó en las vitrinas de Maranello, la silueta del 2014 y los nuevos cambios daban una nueva esperanza a Ferrari. El F-14T podría ser el coche que por fin diera a Ferrari el título... o no.
Tras tres carreras, ha quedado demostrado que Ferrari no es el mejor coche de este año, ni el segundo mejor, ni el tercero, ni el cuarto, y quizá ni el quinto. Alonso acababa "quemado" tras el GP de Bahréin y hacía público su descontento: "hablamos siempre de esas décimas que van a llegar, pero nunca llegan" aunque lanzaba un mensaje optimista de cara a China. La escudería ha comenzado a moverse, contratando a Marco Mattiacci tras la dimisión de Stefano Domenicali, pero quizá el movimiento haya llegado demasiado tarde.
Desde hace tiempo, se escucha en el paddock el rumor del divorcio de Fernando Alonso con su actual equipo, y aunque solo son rumores, cuando el río suena... Varias fuentes indican que el entorno del asturiano ha estado buscando una posible salida del piloto, y todo apunta a que las puertas más abiertas son las de la factoría de Woking. Al igual que hiciera Ayrton Senna en 1987 (un año antes de marcharse a McLaren de la mano de Honda) hay quien piensa que Fernando está estableciendo relaciones con la marca nipona, que colocaría a su nuevo piloto estrella en su principal equipo cliente: McLaren.
Quizá pueda parecer descabellado, sin embargo, durante el Gran Premio de Singapur de 2013, Martin Whitmarsh (ex- jefe de McLaren) señaló abiertamente el deseo de contar con Alonso entre sus filas. No obstante, Whitmarsh está completamente desvinculado de McLaren Group, y en su lugar, se encuentra nada más y nada menos que Ron Dennis, sí, el mismo hombre que dirigió la escudería británica en 2007, año en el que Alonso salió corriendo de Woking. Sin embargo, años después de la estampida del español, Dennis señaló como "uno de los mayores errores de su vida" dejar escapar a Fernando; y sin Hamilton dentro del equipo, el asiento del McLaren parece ahora más cómodo que años atrás.
Aún más, la contratación de Marco Mattiacci como nuevo jefe de equipo de Ferrari, cierra la puerta a la vuelta de Ross Brawn a la Scudería; y hay quien apunta que el británico es el segundo elemento de esta ecuación. Y digo el segundo porque todavía hay un tercero: Movistar. Al igual que pasó en 2004 con Alonso, se piensa que la empresa española de telecomunicaciones podría volver a patrocinar al piloto español y, por tanto, poner su logotipo en el McLaren de 2015.
Sin embargo, recordemos una vez más que no se trata más que de rumores y especulaciones, y tanto Fernando Alonso como su entrono han repetido hasta la saciedad que Ferrari es la última escudería que el español va a pisar, y que no tiene en mente irse a ningún otro sitio. Son sólo habladurías, pero como hemos dicho antes, cuando el río suena... agua lleva. Veremos dónde desemboca.
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